lunes, 20 de octubre de 2014

Bolivia estrena presidente



    En las elecciones que se celebraron en Bolivia el domingo 12 de octubre se apuntó la victoria por tercera vez consecutiva el presidente Evo Morales, por amplia mayoría, lo que le libró de recurrir a una segunda vuelta.
    Morales, un campesino aborigen, sorprendió a sus conciudadanos cuando en 2005 triunfó en las urnas. De él no se esperaban grandes cosas ni que su presidencia fuera de larga duración, a tono con la historia del país, que ostenta el triste record de golpes de Estado a manos de espadones militares.
    Contra todos los pronósticos, mantuvo la paz y el orden, gobernó con mesura y acierto, rebajó considerablemente el nivel de pobreza y nacionalizó el petróleo y la electricidad, ganándose así el apoyo de la población indígena, que es mayoritaria. Si cumpliera su tercer mandato, su gobierno habría sido el más longevo desde que se implantó la democracia en 1982.
    Morales inició su carrera política como líder cocalero (defensor de la planta como objeto de consumo popular como energizante, mas no de la cocaína y el tráfico a que da lugar) hasta convertirse en ídolo de multitudes.
    Bolivia, cuyo nombre proviene del de Simón Bolívar, el Libertador de América, está poblada por diez millones de habitantes, formada por descendientes de europeos y por indios de las etnias aymara, quechua y guaraní. En sus montañas y valles se crían bóvidos de las especies de llamas, alpacas y vicuñas.
    La nación ha sufrido los infortunios de su historia, empobrecida por la inestabilidad política, la marginación de la población indígena y el mal gobierno que la convirtieron en la más pobre de Latinoamérica, después de Haití. Sin embargo, la naturaleza ha sido pródiga y la ha dotado de inmensas riquezas minerales que, desgraciadamente han sido de poco provecho del pueblo, al haberse explotado hasta ahora en beneficio ajeno o a favor de élites extractivas. Primero fue la plata extraída en grandes cantidades del cerro de Potosí por los españoles. A principios del siglo XX le tocó el turno al estaño, que hizo millonarias a un reducido número de familias. Actualmente dispone de grandes reservas de petróleo y gas que fueron nacionalizadas por el presidente Morales. Gracias a ello la renta del petróleo pasó de 300 millones de dólares a 6.000 millones y la exportación de gas superó en 2013 la suma de 6.500 millones. Finalmente ofrece extraordinarias expectativas la explotación del salar de Uyuni donde se almacenan millones de toneladas de litio, necesarias para las baterías, indispensables para la fabricación de automóviles eléctricos.
    El país andino limita con Argentina, Brasil, Paraguay, Perú y Chile, y todos se han apoderado en algún momento de la mitad de su territorio. De todos los despojos sufridos, la pérdida más dolorosa fue la del litoral donde se sitúan los puertos de Iquique y Antofagasta, que dejó a Bolivia sin salida al mar como consecuencia de la guerra que sostuvo y perdió con Chile en 1879. Fracasadas las gestiones durante 135 años para recuperar su acceso al océano Pacífico, La Paz presentó una demanda ante el Tribunal Internacional de La Haya que se halla en trámite.
    Evo Morales forma parte de un grupo de líderes de origen popular que recientemente han accedido al poder en Latinoamérica, en sustitución de representantes de las élites militares y económicas que antes monopolizaron el poder. En Uruguay, José Mugica, un antiguo guerrillero, está a punto de agotar su mandato presidencial; en Brasil, Dilma Rouseff, que combatió contra la dictadura, está en la misma situación después de suceder a Ignacio Lula da Silva, de profesión tornero, que sin embargo cumplió como jefe de Estado excepcional y liberó de la pobreza a millones de brasileños. En Venezuela, Hugo Chávez, un militar golpista, se ganó el fervor popular en repetidas elecciones democráticas. Fallecido en 2014, le sucedió Nicolás Maduro, un ex conductor de autobús, seguidor de la doctrina bolivariana de su predecesor.
    Estos políticos se declaran anticolonialistas y antiimperialistas, razón por la cual no son bien vistos por Estados Unidos. Ojalá que no caigan en la tentación de sucumbir a la   a la adicción al poder y pensar que son indispensables para regir los destinos de su país. Morales declaró que al terminar su tercer mandato le gustaría abrir un restaurante y en él actuar de mesero (camarero). Esperemos que mantenga su palabra y devuelva a su patria a la normalidad de la alternancia política, que es lo que necesita para que salga del subdesarrollo. Habrá demostrado que para ser un buen estadista y un demócrata no es necesario contar con dos doctorados pero sí ser honrado y tener altura de miras para servir a los más vulnerables.

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